miércoles, 30 de noviembre de 2011

I don´t know why you say goodbye, I say hello!!!!







Cuenta la leyenda que quien en su camino se encontrara un Mirlo Blanco tendria fortuna y felicidad para él y los suyos eternamente. No es cuestión de llegar a esos extremos, la vida lo pone todo en su sitio y ésto no es "La aldea del arce"; pero bien es verdad que si intento sintetizar en pocas palabras lo que los cuatro fabulosos de Liverpool nos siguen haciendo sentir a sus fans es, cuanto menos, mucho más dichosos, mucho más jóvenes. 


En Junio de 2011, aprovechando la festividad del día de la Región de Murcia, tuve la oportunidad de visitar Liverpool con mi madre y unos amigos. 








Va de suyo que los anglosajones en general tienen una capacidad especial de vender lo poco o mucho que tienen pero, mercadotecnias aparte, una sensación especial se apoderó de mi durante ese viaje. En una ciudad industrial, donde el trabajo duro y el tiempo inclemente son denominador común, me encontré a personas maravillosas y realmente agradables. Gente que llega a su pub de siempre, tras una dura jornada, y con una enorme pinta en la mano y buena música de fondo tienen más que suficiente para ir a dormir con una sonrisa. Sitios como  "Jacaranda" (lugar donde tocaron por primera vez), el mítico "The Cavern" o "Le Bateau" crean una atmósfera especial por la que pasé y, por supuesto, de la cual me llevé una parte al archivo de mis buenas emociones


Es aquí donde empieza ese viaje, en la dura posguerra vivida en la ciudad del Mersey, cuando dos niños llamados George Harrison y Paul Mc Artney, compañeros de cole, decidieron ir a escuchar a un tal John Lennon tocar skiffle en escenarios de verbena de pueblo. Posiblemente ellos sólo buscaban divertirse y aplicar lo aprendido en sus viejos manuales de guitarra, pero su pequeña aventura cambió el rumbo de la música tal y como ahora la conocemos.


Con una formación inicial de cinco componentes que incluía a Lennon, McCartney, Harrison, Stuart Sutcliffe y Pete Best comenzaron a crear la leyenda en clubes de su ciudad natal y Hamburgo; siendo su primera grabación el single "Love me do".


  


Sutcliffe abandonaría la banda al poco tiempo y Best fue sustituido por el batería Ringo Starr, completando así la mítica formación, sobradamente conocida por todos.  De ahí a conseguir gestas como ser el primer grupo no yanki que triunfó en los EE. UU o hacer que Franco que, entre otros atributos, era más cabezón que una mula, claudicase para que viniesen a España. Aparte de la censura a nivel estético que sufrieron y la manipulación del NODO, su visita fue un bombazo; si no que se lo digan a la madre de mi amiga Isa, que empeñó el dinero de una semana de trabajo para ir a verlos. En el coso de Las Ventas se han visto pocas "faenas" iguales.






Sería injusto no mencionar, dicho sea de paso, la repercusión que tuvieron en lo que hoy día se conoce como fenómeno fan; va de suyo que Elvis fue el pionero, pero estos chavales lograron que nuestras madres, tias y abuelas tuvieran esas mariposas en el estómago cada vez que salían a escena. En mi opinión uno por uno no eran tan guapos, pero no soy yo el que le va a llevar la contraria a mi madre. 


Hasta su separación en 1970 nos regalaron innumerables joyas entre las que conviene destacar álbumes como "Rubber soul", "Revolver" o el mítico "Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band", su mayor éxito de ventas.





Temazos de Rock and roll clásico como "Twist and shout", canciones muchísimo más experimentales como "Strawberry fields", otros más modernos como el genial "Get back", forman parte de un repertorio absolutamente irrepetible. 



Y, por supuesto, toda esa legión de mamis, tias e incluso abuelas yeye me clavarían un puñal en la espalda si no hiciese mención a esas preciosas baladas que todavía les provocan chiribitas en los ojos: "Here comes the sun", "Hey Jude" o "And I love her", la lista es amplísima. No encuentro mejor forma de declararse a alguien que decirle que lo amas ocho días a la semana ("Eight days a week").








Pusieron, sin lugar a dudas, la piedra angular sobre la que se apoya un importantísimo porcentaje de la música que hoy conocemos. Todo aquello llamado como pop, pop rock y rock and roll, e incluso el rock psicodélico, lleva un perfume proveniente de aquel Liverpool de después de la Segunda Guerra Mundial  que los vio nacer.

Tras su ruptura, el 31 de diciembre de 1970 (menuda Nochevieja debieron pasar algunos), 
 todos continuaron, con más o menos éxito, en solitario.

La muerte del carismático Lennon dejó el mundo huérfano de uno de sus hijos predilectos, pero eso es algo de lo que hablaré en otra entrada dedicada para él en exclusiva, posteriormente falleció el virtuoso George Harrison, víctima de un cáncer.

Pero lo más importante, amigos míos, es el estilo: Flequillos al ras de los ojos, caras de buenos, armonías vocales, violines y pianos en sus baladas, capacidad de reinventarse.....si existe un Dios de la música imagino que los sentará a su derecha.






viernes, 14 de octubre de 2011

Grandes bandas, o como sobrevivir a tu propio estilo.



Los que empezamos a estar "creciditos" a menudo vamos viendo como aquellos grupos que no dejábamos de cantar en nuestra pubertad aterrorizando a nuestras madres, aquellos de los cuales nos disfrazabamos dando rienda suelta a nuestra rebeldía y como forma encubierta de transgresión, nos han ido dejando retazos de que en este mundillo llamado música se hace cada vez mas difícil vivir de las rentas.
 
El 29 de Septiembre la mítica banda de Georgia, REM (Rapid Eye Movement),anunciaron su retirada tras 31 años de historia, 6 discos de oro y 22 discos de platino. Se dice pronto. Yo cuento con 29 primaveras, y discos como "Out of time" o "Automatic for the people", marcaron mucho mis gustos a principios de los 90. Canciones como "Losing my religion", "Shinny happy people" o ·The sidewinder sleeps tonite" suponen un antes y un después para la gente de nuestra generación y la de nuestros primos o hermanos mayores; ofreciendonos fantásticas melodias,asombrosa capacidad para alternar baladas con canciones rápidas y alegres, letras cargadas de una elegante ironia en las que se da cabida a todo tipo de sensaciones, todo ello aderezado con la personal voz del enigmático Michael Stipe.






Mirar hacia atrás a veces es más necesario de lo que parece y toda banda, por buena que sea, corre el riesgo de estancarse, normalmente, tras dos o tres discos muy buenos. La música, como todo arte que se precie, no aporta fuentes de creación inagotables; eso queda al alcance de los genios y andamos cortos de lámparas que frotar. En ocasiones es necesario pensar si lo sensato es seguir el mismo camino que tanto éxito les aportó (corriendo el riesgo de estancarte) o tomar nuevas direcciones. Creo que, tras probar nuevos y, en ocasiones, bizarros caminos y seguir manteniendonos expectantes con singles mediante el sistema de "riego por goteo" su decisión es acertada, nunca al cien por cien, pero válida en definitiva.



Recuerdo aquel directo en Murcia, Septiembre del 2008, en el cual se dedicaron a tocar un tema infumable tras otro y finalmente reventaron la Plaza de Toros con las cinco últimas canciones, sus grandes clásicos, eso me llevo a dos conclusiones: Es el estilo lo que te acaba dando esa añorada brillantez; la segunda es que la sensación de pasar el trámite, perfectamente comprensible (¡¡31 años trabajando juntos!!), me llevó a la conclusión de que existía un profundo hastío en los componentes del grupo. 

 
 A menudo vemos ejemplos mas recientes, como es el caso de los británicos Coldplay que, tras tres primeros discos excelentes, postulándose como los nuevos reyes del pop con canciones para la posteridad como "Don´t panic", "Clocks" o "Fix you" parecen meterse en caminos mas inexplicables, siendo incluso acusados de plagio como en el caso de su nueva versión de "Ritmo de la noche" (Every tear drop is a waterfall), que tanta sorpresa ha causado.




No es cuestión de héroes o villanos sino más bien de jugársela y tener el suficiente sentido como para elegir el camino correcto, la lectura positiva viene a ser que esas canciones que tanto nos han gustado y nos gustarán quedan ahí para la posteridad. De todas formas, siempre permanece el componente subjetivo y, afortunadamente, aquí no hay barreras; no todo lo que a uno le guste tiene por qué ser lo mejor, si no que me lo digan a mi que soy del Atleti.

En cualquier caso, lo mínimo que se debe hacer es dar las gracias a grupos como REM y mis mejores deseos para el futuro más proximo. No lo olvideis, lo más importante es el estilo y hay que tenerlo hasta para decir adios.